Dentro de poco se
celebrará el 100 aniversario de la independencia de Albania del Imperio
Otomano. En Kosovo los albaneses están preparándose para la ocasión, y las
rojas banderas albanesas empiezan a aparecer como champiñones.
Estaba el otro día
hablando con A, albanés nacionalista, pero pacífico. Mientras colocaba una
bandera, le pregunté por su opinión sobre los serbios, distinguiendo entre los
violentos y los que no.
Primero manifestó que
todos eran terriblemente malvados. Yo le respondí que lo dudaba, y le puse un
ejemplo.
Admitió el argumento, mientras relataba que durante la guerra un grupo de serbios estaba intentando quemar la casa de los padres de A. Un vecino serbio vió al grupo, y les convenció para
que no siguieran porque, según les engañó, hacía unos días le había comprado la
casa al padre de A. El vecino ya no vive en su casa, marchó tras la guerra por
miedo a represalias albanesas. Me decía A que a pesar de lo buen hombre que era, su hijo sirvió en el ejercito. Yo pensaba, mientras hablábamos, que tampoco tenía por que haber hecho animaladas.
En una calle cercana,
donde vive Z, otro serbio, S, hacía de recadero de sus vecinos albaneses.
Estos no podían salir de casa, así que el buen hombre se encargaba de comprar
lo que le pedían. Uno de sus vecinos albaneses le embromaba “S, recuerda traerme
un matiatto”. S al final de la guerra también marchó, para evitar igualmente
represalias. Z me decía que S era una buena persona, pero que hubo rumores de que cuando, tras la guerra, algunos albaneses entraron en casa de S, encontraron ropa militar posiblemente perteneciente al hijo de S. Más rumores, fantasmas, cotilleos de poco fundamento.
Todos tenían miedo, unos
primero y otros después. Gente buena, que tenían la lacra de permanecer a una etnia
o a otra. De todos estos nadie se acuerda.
Lees la prensa, y gente
que posiblemente cometió barbaridades logran aparecer como ejemplos a seguir -algunos
pasando de villanos a héroes gracias al apoyo de determinadas potencias
mundiales- medrando gracias al control que tienen de sus respectivos paisanos,
metidos en todo tipo de negocios ilícitos: contrabando, robo, coacción, corrupción…
Mientras tanto, cada
etnia vive inmersa en un círculo de temor, rencor y odio, del que es muy difícil
salir. Y lo peor, los niños maman esta situación, dejando poca esperanza a una pronta
reconciliación, estudiando en libros de historia totalmente tendenciosos; pongo
un ejemplo: en reciente encuesta, la mayoría de los jóvenes albaneses cree que
los muertos en la guerra fueron 100 000, cuando en verdad fueron 10 000;
Además, desconocen –algunos lo niegan tajantemente- que también hubo víctimas
serbias. Los libros serbios niegan el genocidio que existió contra los
albaneses.
Una vez un hombre sabio me dijo que el miedo hace ver fantasmas, peligros inexistentes. Qué difícil será que
lleguen a aceptarse y puedan convivir en paz y tranquilidad.
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